miércoles, 22 de julio de 2009

Luz


Y de pronto, entre medio del caos, de la incertidumbre y de las ganas de llorar -inoportunas, siempre inoportunas- pasa algo que te roba una sonrisa. Que te devuelve, aunque sea por un rato, la esperanza que tuviste alguna vez. Ese algo, a los ojos de los demás, puede no ser nada. Puede resultar insignificante, incluso estúpido. Pero vos sabés lo que significa, conocés su valor y el porqué de que te haga latir el corazón un poco más fuerte. 

Ese algo forma parte de mi historia o, mejor dicho, de la historia que recién empiezo a escribir y pretendo seguir escribiendo. Aunque a veces me dé miedo ser la protagonista y busque de todas formar, incluso boicoteándome a mí misma, el ser sólo una figurante, un extra, alguien que mira desde afuera aun estando adentro, en el medio mismo donde suceden las cosas. 

Pienso en todo lo que pasó de un tiempo a esta parte con respecto a ese proyecto que empezó siendo una idea en mi cabeza y terminó siendo algo concreto, tangible, real. Pienso en lo que sentí la primera vez que supe que iba a poder concretarla. Pienso en el día en que el personaje adquirió características propias, un rostro, un par de gestos, una dulzura impuesta por otro y que le quedó tan bien. Pienso en las primeras lágrimas de mis ojos, las de emoción, las que contuve con un poco de vergüenza antes de que alguien me pudiera ver llorar. Pienso en el equipo humano, en esos seres que antes eran desconocidos para mí y que de pronto se encontraron compartiendo conmigo la experiencia más importante de mi vida. Pienso en los contratiempos que superamos juntos, en los pequeños logros que se festejaron como si fueran gigantes y en las frustraciones que, por ser primeras, dolieron como si fueran las últimas. Pienso en la ingenuidad de esa ilusión, en esa María que se atrevió a pensar que si hay ganas y hay corazón todo es posible. Y, aunque haya aprendido que no lo es, sé que sin ese utópico pensamiento de entonces la idea original seguiría siendo una idea, el personaje un mero personaje descrito en un papel y yo alguien un poco menos feliz. 

De pronto, aquí, en medio de la vorágine del caos y el gris de la rutina, pasa algo que me roba una sonrisa. No. No cambia radicalmente lo que vivo. No logra que se esfumen los problemas ni tiene la capacidad de borrar las penas al instante. Pero hace que este caos tenga sentido. Que las frustraciones sean recordadas como una lección. Que me dé cuenta de quiénes están dispuestos a alegrarse sinceramente por mis pequeños éxitos. Que insista en hacerme entender que, más allá de todo, vale la pena creer a ciegas en lo que se quiere. 

4 comentarios:

  1. Creo que jugar a una especie de gallito ciego constante, y sentir que debes en cuando eso que nos cierra los ojos se deja caer es algo que te remueve.
    Es la necesidad de ver ,como usted dice "la luz", en medio del caos interno y externo.
    Y creo que tomarse el tiempo de observar,sentir,llorar y dejarse acompañar le suman al día a día. Y ayudan al sentimiento constante de que es lo que uno quiere .. .y se siente verdadero por más que uno tega miedo aún de ser protagonista..

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  2. http://www.youtube.com/watch?v=7c1KCCXD7bw

    Las pequeñas alegrias de los dias lluviosos son las mejores, porque son las que nos hacen entender donde estamos y a veces tambien con quienes :)

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  3. Yo soy una de las personas que se alegran con tus triunfos,y por mas pequeños que alguien pueda llegar a pensar que sean(estúpido él),para mi son enormes y me llenan de orgullo,me hacen feliz al igual que a vos y me roban muchas sonrisas. Orgullosa de formar parte de tu vida,te quiero.

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  4. Pasé, ví más que Luz y entré!

    Mis felicitaciones por sus logros Srita! y también por este rincón expresión!=)

    Entre mi "rebeldia de escritura" y su "agradecida perseverancia" =P seguimos formando un buen equipo no? jajaja

    Se la quiere!

    Besotes =)

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